En la palma de la mano
Varado en la playa sobre el costado de estribor. Los jirones de las velas producen una música suave, casi una nana.
El sudor recorre mi cuerpo hasta juntarse con la arena, enfriandome la espalda con la brisa.
La calida cadencia de las olas, ostinato.
El barco perdido, la tripulación desvanecida, como la espuma entre los dedos. Ni rastro de estrellas, mapas, o sirenas. Solo playa, calor y sal.
Me desvisto de atavíos, casacas, sable y sombrero, tratando de vestirme de mi mismo, pero solo encuentro mar. Pero es dificil vestirse de mar y brisa.
Me acurruco bajo el arbol, abrazado a mis rodillas miro el mar pensando las islas que quiero dibujar ahora. Y con un soplo me deslizo hacia ellas, trazando su silueta con los dedos de los pies sobre la superficie del océano.
Lejanos tambores y el roce de una mano que calma mi fiebre, me recuerdan que la decisión no está tomada, ¿debo volar, dejarme llevar por los vientos y fundirme con ellos o abrir los ojos y seguir siendo el Capitan?
El sudor recorre mi cuerpo hasta juntarse con la arena, enfriandome la espalda con la brisa.
La calida cadencia de las olas, ostinato.
El barco perdido, la tripulación desvanecida, como la espuma entre los dedos. Ni rastro de estrellas, mapas, o sirenas. Solo playa, calor y sal.
Me desvisto de atavíos, casacas, sable y sombrero, tratando de vestirme de mi mismo, pero solo encuentro mar. Pero es dificil vestirse de mar y brisa.
Me acurruco bajo el arbol, abrazado a mis rodillas miro el mar pensando las islas que quiero dibujar ahora. Y con un soplo me deslizo hacia ellas, trazando su silueta con los dedos de los pies sobre la superficie del océano.
Lejanos tambores y el roce de una mano que calma mi fiebre, me recuerdan que la decisión no está tomada, ¿debo volar, dejarme llevar por los vientos y fundirme con ellos o abrir los ojos y seguir siendo el Capitan?