sábado, diciembre 27, 2014

Con buena estrella

Resulta curioso, casi tierno, escuchar a la Inocencia llamarse sucia. Si, sería tierno, si no fuese porque en el fondo deja el sabor amargo de saber que alguien ha ido robándole un poco de su luz, que le ha engañado contándole que solo hay estrellas en el fango, escondiéndole que también los días claros, si sabes escuchar, cuentan historias.

Afilo el sable pensando en los mal nacidos que le han enseñado que la alternativa al bozal es la cadena.

Solo puedo darle la razón en su amor por el mar y las playas. Aunque no olvido mi origen norteño, deseando poder enseñarle a escuchar el verde de las hayas, o el olor de la bruma en el fondo de los valles.

 La contemplo dormida en mi camarote y desearía poder tocar su mejilla y que ella viese lo que ven mis ojos. Y en solo un segundo recuerdo quien es, Inocencia y Alegría, y su sonrisa lo llena todo.

No se cuanto tiempo viajaremos juntos, pero no puedo dejar de dar gracias porque se haya cruzado en mi camino, para recordarle a este marino, que además de tempestades y salitre, de Escila y piratas, aún existen motivos para el gozo y la esperanza.

Y por ello sonrío, y no puedo evitar besar su nariz dormida.
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