martes, mayo 12, 2015

Al calor de la fragua

Agotado me paro y tomo aliento, el frío hiela el sudor de mi espalda y una tos de perro me recuerda que no ha sido buena idea salir a correr. Y una idea me llena la mente, "así, siempre, hasta que te mueras", sin dejar de moverte, sin dejar de entrenar, da igual como estés, no es excusa, si hoy solo puedes hacer diez, no te conformes con nueve.

Como una hoja en el yunque, forjándose con los martillazos del herrero.

Y como un mantra me repito en mi mente, que no hay camino fácil que merezca la pena, las cosas valen lo que nos cuesta conseguirlas, y que cada momento de esfuerzo, de dolor o sufrimiento, hace que todo lo logrado sea más valioso, mas digno de ser vivido.

Cojo aire profundamente, tanto que duele, y continuo corriendo. Se que tengo que seguir forjándome, haciéndome cada vez más fuerte, para ser digno de mis sueños, de luchar por ellos y hacerlos valiosos.

Hay soluciones más fáciles, lo se, pero no merece la pena vestirse de pirata para pescar carpas en un estanque. ¡A por los galeones de oro!



miércoles, abril 29, 2015

Mirando alto

No puedo negarlo, me encanta el sol y la brisa, el sabor de la sal en la boca, la espuma de las olas en la cara y el temblar de las velas en la tormenta. Me encanta el mar, y surcarlo en mi navío.

Pero no puedo negarlo, soy de donde soy, y a veces añoro el verde los valles, el gris de las nubes, el rocío en cada brizna de hierba, el frío de la roca y el olor de la siega.

Y a veces me libraría de mi uniforme por volver a calzarme las botas, dejaría a un lado mi sable para cargar con los crampones y el piolet, cambiaría el astrolabio y el sextante por mi brújula y mi mochila. Y subiría, subiría donde todo se hace pequeño, donde el aire duele en los pulmones, donde estas más cerca de los se marcharon, donde el frío te tensa la piel  y la ventisca cuaja en tu barba.

Pero no hay prisa, mis montañas siguen ahí, esperándome, aguardando que vuelva a abrir sus caminos. Es el derecho del aventurero, haberse ganado la llave de rutas tan distintas.


No es lo mismo, me sigue faltando el aroma del brezo, pero no negaré que el de un buen espeto no sea un buen bálsamo.


martes, abril 07, 2015

En recuerdo de Ahab

Desde el ventanal del camarote contemplo el cielo plomizo con la mirada perdida. Soy levemente consciente de la tonada que canturrea en cubierta algún marinero, del suave balanceo del barco, del olor del mar, y de que mis ideas se han enredado alrededor del mismo tema, girando y enmarañándose, y volviendo a tratar de escapar, para acabar en el mismo lugar.

Hay momentos en los que te descubres persiguiendo a una ballena blanca con demasiado ahínco y pasión, aun a sabiendas de que ese trabajo solo te llevará a la desgracia. Y aunque des la orden de virar y recoger trapo, sacarse esa obsesión de la cabeza es un esfuerzo de titanes.

La orden está dada, y cada milla me aleja más, a aguas más tranquilas, donde la suave brisa me permita dejarme sorprender por nuevas empresas. Pero aunque cabeza y corazón me recuerdan que es lo correcto, queda un extraño sabor acre en la boca, mezcla de derrota y pena. Es lo que tiene poner pasión en lo que haces  y en lo que eres, cuando toca recoger el campo, siempre queda alguna marca.


Apuro el café y me apresto a salir al puente, no creo que la sensación desaparezca instantáneamente, pero tampoco me hará daño otear el horizonte, y con suerte descubrir un nuevo motivo al que ponerle pasión.

sábado, marzo 07, 2015

Ars longa...


El barco ha quedado amarrado en Heraklion para hacerle unas reparaciones y avituallarlo.

Desde lo alto de la colina contemplo las ruinas del palacio, y no puedo dejar de maravillarme. He pasado las horas recorriendo pasillos y estancias, y en cada uno de ellos escucho ecos de risas y susurros de lo que fue en otro tiempo, y me cuesta muy poco dejar que mi mente vuele atrás en el tiempo, y contemple el esplendor de antaño.

Pero con la fascinación por el entorno se mezcla la historia de cientos de personas que habitaron estas paredes. Personas con nombre y rostro, con sueños y miedos, personas que amaron, codiciaron, sufrieron y rieron. Que gimieron de placer y sintieron escalofríos. Personas que soñaron ser importantes, que decidieron el destino de muchos, que con su voluntad conformaron a realidad de otros. Y todos ellos, invariablemente, hace siglos que dejaron de existir. Sus miedos, sueños, anhelos, ansias de poder, sus orgasmos o llantos se han diluido en el tiempo como el eco de su nombre en boca de sus cercanos.

Con la certeza de que ese es el único destino para todos, me aferro al calor que me da el sol, dejo que el viento arrastre miedos y apegos y me recuerdo que cada instante es un regalo y que mi único desvelo debería ser elegir cuidadosamente donde gasto mi tesoro.

No me quejo, de momento mi inversión está mereciendo la pena, pero cada vez soy más consciente de lo peligroso que puede ser despistarse y dejar que el tiempo se escurra entre los dedos en las batallas equivocadas.


… vita brevis.

domingo, febrero 22, 2015

Sol de invierno

Conozco  pocas cosas que hundan más al hombre en la desesperanza y la nostalgia que la fría oscuridad de la bruma de invierno. Por eso, cuando en cubierta luce el sol de invierno se te alegra el alma, te agarras a ese calor como a un cabo en la tempestad, olvidando a veces que el sol de invierno dura poco, dejándote el alma desnuda y  de nuevo a merced del frío.

En esos casos más vale correr a buscar abrigo, antes de que se te hiele el aliento.

Ahora, arropado desde el puente, no puedo sino recordar con una sonrisa ese Sol de invierno, por recordarme la sensación del calor en los huesos, y brindar por su recuerdo.

Doy una calada larga a la pipa y fijo la vista en el horizonte, sabiendo que pronto, muy pronto, habrá llegado la primavera. 

miércoles, febrero 04, 2015

Aye aye, Sir

He pasado tanto tiempo navegando solo, que formar parte de una flota es una sensación curiosa. Es cierto que al principio da vértigo ponerse a las ordenes de alguien, tienes la sensación de ceder tu libertad y autonomía, para plegarte a la voluntad de otro, y es algo duro para un marino.
Pero todo cambia si tienes la fortuna de contar con un buen Almirante y confiar en su criterio.

Y yo cuento con ella.

Navegamos con todo el trapo largado, nos gobiernan la audacia y la sagacidad. Formar parte de la flota me obliga a navegar con una premura que roza casi la precipitación, pero ni quiero ni puedo perder su estela, nunca hubiese soñado con ver los mares a los que me han llevado, luchar las batallas que han elegido o realizar las proezas que me han tocado en suerte.

No dudo del marino que hay dentro de mí, pero tengo por seguro que hay empresas que uno no puede emprender en solitario, solo en compañía de grandes marinos.


Y aquí me tenéis, secándome la espuma de la barba y vociferando desde el puente para que todo funcione como un engranaje bien engrasado. La capitana ha largado más trapo y cambiado el rumbo, y debo ocupar mi puesto en la formación para que ningún flanco quede descubierto. Todos los cables están tensos como cuerdas de guitarra, los hombres, nerviosos, huelen la tensión en el aire con el aroma de la batalla. Y me sorprendo descubriendo que me fascina esta sensación, la sensación de que el mañana no existe y que lo más parecido es lo que con nuestros sueños moldeemos para nosotros y los nuestros.

viernes, enero 16, 2015

Audentes fortuna iuvat

Muchos lo llaman locura, para mi es la única manera de entender la existencia. Hace tiempo descubrí que la vida es generosa en oportunidades, pero solo para aquellos que están dispuestos a pincharse las manos con las espinas de las ramas.

No diré que no me haya ganado alguna que otra cicatriz, pero son las cicatrices las que dibujan el mapa de nuestras andanzas. También me he llevado botines, algunos de los obvios, otros no tanto, pero más valiosos.

Loco es el que permite que se le escape la ilusión y la vida entre los dedos. Atreverse a aceptar el guiño y dejarlo todo, menos a uno mismo, para seguir el camino que en ese momento parece correcto, no es de locos, es propio de aquellos que saben que todo está ya perdido salvo el rayo de luz que en ese momento nos ilumina el rostro. 


Bailar con Locura implica sus riesgos, pero de todas las ventajas que tiene, la mejor, es ver a su hermana Fortuna morirse de celos, y empiece entonces a coquetear contigo.
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