Metamorfosis
Desde crío me ha maravillado la transformación de los gusanos en mariposas. Podía pasarme el día contemplando ese bulto verde pegado a la rama de un árbol, esperando cualquier signo de cambio en el. Hasta que un día sucedía. Unos temblores y la cápsula empezaba a quebrarse, y poco a poco, con esfuerzo salía de su interior un ser deforme y húmedo, con las alas blandas y empapadas, que poco después se volvían tensas y hermosas.
En el mar es difícil verlo, pero para mi es una imagen recurrente. Durante mucho tiempo, cuando me he sentido gusano he buscado un sitio y un momento para retirarme a mi propio interior y volver convertido en algo mejor, capaz de volar de nuevo. Pero esos espacios y esos momentos no existen. No puedes esconderte en la bodega, o al menos no por mucho tiempo, así que la transformación casi nunca tiene los resultados deseados.
Observando el mar desde cubierta, cuando el agua de la lluvia te empapa, te das cuenta de que si esperas lo suficiente, esa lluvia acaba arrastrando muchas cosas que pesan el los bolsillos.
Es por eso, que ahora, cuando llueve, mientras la tripulación busca cobijo, intento ver la lluvia caer mansa sobre el mar, y sobre mi, llevándose además mis preocupaciones.