miércoles, julio 23, 2008

En la palma de la mano

Varado en la playa sobre el costado de estribor. Los jirones de las velas producen una música suave, casi una nana.

El sudor recorre mi cuerpo hasta juntarse con la arena, enfriandome la espalda con la brisa.

La calida cadencia de las olas, ostinato.

El barco perdido, la tripulación desvanecida, como la espuma entre los dedos. Ni rastro de estrellas, mapas, o sirenas. Solo playa, calor y sal.

Me desvisto de atavíos, casacas, sable y sombrero, tratando de vestirme de mi mismo, pero solo encuentro mar. Pero es dificil vestirse de mar y brisa.

Me acurruco bajo el arbol, abrazado a mis rodillas miro el mar pensando las islas que quiero dibujar ahora. Y con un soplo me deslizo hacia ellas, trazando su silueta con los dedos de los pies sobre la superficie del océano.

Lejanos tambores y el roce de una mano que calma mi fiebre, me recuerdan que la decisión no está tomada, ¿debo volar, dejarme llevar por los vientos y fundirme con ellos o abrir los ojos y seguir siendo el Capitan?

viernes, julio 11, 2008

Strange fruit

El sonido de un viejo disco en el gramofono a veces trasmite tanto como la propia musica que reproduce.



La voz de Billie Holiday llena todo mi camarote

Southern trees bear strange fruit,
Blood on the leaves and blood at the root,
Black bodies swinging in the southern breeze,
Strange fruit hanging from the poplar trees.

Pastoral scene of the gallant south,
The bulging eyes and the twisted mouth,
Scent of magnolias, sweet and fresh,
Then the sudden smell of burning flesh.

Here is fruit for the crows to pluck,
For the rain to gather, for the wind to suck,
For the sun to rot, for the trees to drop,
Here is a strange and bitter crop.

No puedo evitar torcer el rostro, la misma escena se perpetua en el tiempo.

Allí eran negros cuerpos colgando de un arbol.
Ahora lo son flotando en el mar.

No puedo evitar pensar en mis sobrinos, sanos y fuertes, cuando me hablan de esos nueve, de su misma edad, que acabaron siendo arrojados por la borda.

¿Cuanto tiempo tardaremos en golpear la mesa y gritar basta?
¿Cuanto tiempo tardaran ellos en hacerlo?

Mientras miremos a otro lado ante la desgracia del mundo seremos responsables de la misma. Es en estos momentos cuando renace la vocación de alfarero, para remodelar las cosas, para no limitarme solo a contemplar y narrar.

Con rabia arrojo la ultima flor por el ventanal de popa, quince esta vez, cuantos habran corrido la misma suerte sin que nadie lo supiese.

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